La enfermedad venosa crónica se define como la dificultad del retorno de la sangre venosa, especialmente en bipedestación, y por el flujo de sangre venosa desde el sistema venoso profundo al sistema venoso superficial. Provocando la incapacidad del “órgano venoso” de llevar a cabo sus funciones de forma eficaz (retorno de la sangre desde los tejidos hasta el corazón, control de la volemia, termorregulación).Esto se traduce en la visión de manchas telangiectásicas, aumento en la prominencia de redes venosas subdermicas azul-verdes, venas dilatadas, alargadas y tortuosas que se conocen como varices.
En la enfermedad venosa crónica existe una disfunción en el sistema venoso, iniciada con el reflujo venoso generado por la incompetencia valvular, que provoca un aumento de la presión venosa, conocida como hipertensión venosa.
La enfermedad venosa puede ser aguda o crónica y puede afectar al sistema venoso superficial, al profundo, o a ambos, incluyendo el sistema de venas comunicantes. La forma crónica suele afectar con mucha mayor frecuencia al sistema venoso superficial y da origen al síndrome varicoso.
Las opciones eficaces para el tratamiento de la EVC han aumentado en grado notable. El objetivo del tratamiento de la enfermedad venosa crónica es prevenir y corregir la hipertensión venosa, el reflujo y la inflamación crónica, logrando con ello mejorar los signos y síntomas atribuibles a esta enfermedad: dolor, edema, pesadez, prurito, parestesias, piernas inquietas, telangiectasias, varices, pigmentación, atrofia cutánea, lipodermatosclerosis y úlceras venosas. Las principales estrategias para la prevención y el tratamiento del síndrome de hipertensión venosa incluyen las medidas higiénicas orientadas a disminuir la estasis venosa, la terapia de compresión externa, que favorece el retorno venoso y reduce el reflujo, los procedimientos específicos de corrección de la hipertensión venosa (sitios de reflujo, estasis venosa, dilataciones varicosas) y el tratamiento farmacológico.
Muy buenos artuculos