Mientras que el tratamiento de lesiones oclusivas totales cortas a nivel iliaco y fémoro-poplíteo con técnicas endovasculares se ha convertido en el tratamiento habitual, las lesiones largas y complejas pueden requerir un gran consumo de tiempo y habilidades. Las oclusiones iliacas y fémoro-poplíteas poseen un elevado porcentaje de fracaso de recanalización, cifrado entre el 5-35% y 15-25% , respectivamente.
Afortunadamente, en los últimos años se han desarrollado multitud de dispositivos que resultan tremendamente útiles para el tratamiento de este tipo de lesiones.
Las oclusiones totales consisten en varios grados de placa fibro-ateromatosa y trombo, dependiendo del mecanismo de la oclusión y su duración.
Una capa fibrosa dura esta presente habitualmente en los márgenes proximales y distales de la oclusión total, con un material más blando en el centro.
Cuando la oclusión fibrosa es larga, densamente organizada y homogénea, el paso de la guía de manera intraluminal es muy complicado, por lo que el abordaje subintimal de este tipo de lesiones suele resultar más exitoso. Los sistemas de re-entrada han sido diseñados para facilitar el control del lugar de regreso a la luz verdadera tras la realización de una recanalización subintimal de una oclusión total arterial en las extremidades inferiores.
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