La rehabilitación cardiovascular tiene una indicación de clase 1 (es decir, una recomendación de elevada calidad) después de cirugía cardíaca, infarto de miocardio o intervención coronaria, y para angina estable o enfermedad arterial periférica.

Tiene una indicación de clase 2a (es decir, recomendación moderada) para la insuficiencia cardíaca sistólica estable. Sin embargo, aún está infrautilizado a pesar de sus beneficios demostrados, el respaldo de la mayoría de las sociedades cardiovasculares reconocidas y la cobertura de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) de los EE. UU.
En este trabajo se revisa la rehabilitación cardiovascular: sus beneficios, indicaciones, barreras a la derivación, y esfuerzos para aumentar su uso.
Ejercicio paulatino
En 1772, William Heberden (también recordado hoy por describir el edema de las articulaciones interfalángicas distales en la osteoartritis) describió a un paciente con angor coronario que “se dedicó a cortar madera durante media hora todos los días y estuvo casi curado”.
A pesar de los primeros indicios, pasaría algún tiempo antes de que los médicos reconocieran los beneficios del ejercicio para la salud cardiovascular. Antes de la década de 1930, la inmovilización y el reposo prolongado se fomentaban hasta 6 semanas después de un evento cardiovascular.
Posteriormente, en la década de 1940 y 1950 se introdujeron los paseos cortos con la introducción de Levine de la terapia de brazos fueron introducidos en la década de 1950. Con el tiempo, se estudió el vínculo entre un estilo de vida sedentario y las enfermedades cardiovasculares, lo que condujo a una mayor investigación sobre los beneficios del ejercicio, lo que nos impulsó a la era moderna.
Accede al articulo completo en Revista Iberoamericana de Cirugia Vascular Volumen 6 Numero 3
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