Prácticos en el arte de curar, fue la antigua denominación de un tipo de profesional sanitario que existió en España allá por el siglo XIX y que equivalía a los que posteriormente se denominarían practicantes, precursores inmediatos del personal de enfermería.
En la historia de los profesionales de la medicina han existido los médicos y los cirujanos y entre estos los romancistas y los latinos, unos con estudios básicos de formación práctica y ejercicio en este perfil y los segundos más teóricos e ilustrados.
Entre los cirujanos los romancistas con menor rango social y los segundos más equiparables a los médicos.
En el siglo XIX médicos y cirujanos tenían formación diferente, los primeros en las Facultades de Medicina y los segundos en los denominados Colegios de cirujanos.
Los médicos en centurias anteriores eran los que se ocupaban de las enfermedades internas y en cambio los cirujanos las externas, cuyos tratamientos diferían claramente.
Estamos viviendo en los últimos tiempos una evolución del perfil de los cirujanos y ya hemos comentado en otros foros, que posiblemente haga desaparecer la figura hasta hace poco tiempo del cirujano.
Estamos ante un nuevo profesional de la medicina donde dentro de las diferentes especialidades se desarrolla un perfil de profesional técnico en donde sólo se realizan procedimientos.
El practicar estas técnicas, es casi la única actividad de este nuevo profesional, sin entrar en el diagnóstico, ni por supuesto su seguimiento.
Radiólogos autodenominados intervencionistas entran en este perfil; cardiólogos intervencionistas, digestologos intervencionistas, cirujanos cardiacos y un largo etcétera de profesionales que han adoptado esta actividad.
Dejan de ser médicos para convertirse en técnicos. Importa la técnica no tanto la indicación donde la imagen o el manejo de la lesión prevalece sobre otros aspectos vinculados al paciente, sobre su condición de persona.
Por otro lado, en la valoración social e incluso médica, de los profesionales de la medicina, prevalece la habilidad, el arro- jo, aunque el que se la juegue sea el enfermo, la audacia y otros aspectos; más que la solución razonada y coherente del problema. Se admira al habilidoso, aunque sus resultados sean malos y se desprecia al que lo es menos, aunque los suyos sean buenos; sin considerar que para solucionar un problema suele pesar mas una buena indicación que una muy brillante ejecución.
En los congresos médicos se invierte mucho más tiempo de hablar y discutir de técnicas e incluso de mínimos detalles, que de contenidos más relacionados con una valoración correcta del paciente. En una palabra, que muchos se han convertido en “prácticos en el arte de curar”, a pesar de que por mucho que se empeñen algunos, la medicina y por extensión la cirugía, no es un arte como lo pudiera ser la pintura, la escultura o el baile, por poner algunos ejemplos, sino más bien una ciencia.
Prof. Carlos Vaquero
Director y Redactor Jefe de la Revista Iberoamericana de Cirugía Vascular. Catedrático de Angiología y Cirugía Vascular
Revista Iberoamericana de Cirugía Vascular Iberoamerican Journal of Vascular Surgery – Vol 8, no 4. 2020
155
Deja una respuesta