
La cirugía se ha practicado desde el principio de los tiempos y los que han desarrollado la medicina en todo momento, en mayor o menor medida han realizado procedimientos que podríamos considerar quirúrgicos. Sin embargo, es en el medievo cuando aparece la figura del cirujano con un perfil diferenciado, en la mayoría de los casos, diferente al de los médicos en general, cambiando el mismo a medida que evolucionaba la cirugía.
Durante centurias la cirugía ha progresado, pero de forma no ostensible por lo menos en lo conceptual, habiéndose experimentado simples avances en las técnicas o en instrumental utilizado, con alguna excepción como fue la aplicación de la antisepsia o el soporte de la anestesia. Los trasplantes supusieron un avance, pero siempre incluido en el clásico marco conceptual mantenido durante los siglos anteriores, pero con la aplicación de una técnica sofisticada, aunque aportando los avances en este campo otros logros, como el tipaje o la inmunosupresión.
En el siglo XX sí que se ha experimentado un cambio filosófico de como aplicar la cirugía, con la llegada de la denominada cirugía mínimamente invasiva, que se ha visto impulsada por el empleo de medios auxiliares como endoscopia en todas las cavidades, utilizando avances tecnológicos e incluso la robótica.
Sin embargo, esta especial aplicación de técnicas quirúrgicas ha hecho que poco a poco se haya ido relegando la figura del cirujano para ir apareciendo otra que es la del intervencionista. Parece que casi todas las especialidades han ido evolucionando hacia un profesional que realiza en un campo de conocimiento, todas las facetas de la atención del paciente, incluida la diagnóstica y terapéutica, aunque si bien es cierto que, dentro de estas especialidades, ha surgido la figura del superespecialista que a veces solo realiza en exclusividad el procedimiento, e incluso con gran virtuosismo.
Los cirujanos han ido experimentando, como poco a poco se les ha reducido sus competencias, se han ido también superespecializando, pero reduciendo sus posibilidades de actuación, al ser muchas de ellas realizadas por los anteriormente comentados intervencionistas.
Sin embargo, es predecible que las practicas quirúrgicas ni tan siquiera las denominadas intervencionistas, vayan a permanecer como están. Habrá que olvidarse de planteamientos clásicos y ni tan siquiera la robótica va a sobrevivir a los cambios que se avecinan.
El desarrollo tecnológico en todos los campos del conocimiento, van a permitir realizar otro tipo de tratamiento de los pacientes excluyendo poco a poco los procedimientos hasta ahora practicados basados en la exclusión, extirpación y reparación. Nuevas tecnologías derivadas de otras áreas, precisaran ser asimiladas y utilizadas por los profesionales que traten, en nuestro caso, las dolencias de los vasos sanguíneos.
La angiología y cirugía vascular ha sobrevivido en parte a los cambios promovidos por los intervencionistas en base a todos los aspectos de los vasos sanguíneos, tanto en el perfil médico como quirúrgico, con la incomodidad de tener que convivir con otros especialistas que han desarrollado esta faceta, aunque desde el punto de vista conceptual teóricamente no tenían competencias en la atención de la patología vascular.
Sin embargo, el problema del avance en el tratamiento de esta patología no esta en el momento actual a este nivel, sino en poder aplicar en el futuro las nuevas tecnologías, con bases conceptuales muy diferentes, y muy ligadas en un futuro inmediato a la inteligencia artificial con lo que ello conlleva.
Descarga la Revista Iberoamericana de la Cirugia Vascular Volumen 10 Numero 1
atender todos los aspectos de los vasos sanguíneos, tanto en el perfil médico como quirúrgico, con la incomodidad de tener que convivir con otros especialistas que han desarrollado esta faceta, aunque desde el punto de vista conceptual teóricamente no tenían competencias en la atención de la patología vascular. Sin embargo, el problema del avance en el tratamiento de esta patología no esta en el momento actual a este nivel, sino en poder aplicar en el futuro las nuevas tecnologías, con bases conceptuales muy diferentes, y muy ligadas en un futuro inmediato a la inteligencia artificial con lo que ello conlleva.
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