En ciencia todo es evolutivo, porque cambia todo, desde los principios conceptuales que soportan una base de conocimiento hasta las habilidades que son necesarias para desarrollar el mismo.
La angiología y cirugía vascular, es un área, yo diría una especialidad de no muy antigua creación y más reciente desarrollo; soportada en una parte médica y en otra quirúrgica y que incluye aspectos epidemiológicos, clínicos, diagnóstico y terapéuticos de la enfermedades de los vasos sanguíneos.
Últimamente ha sufrido una gran trasformación con la inclusión del perfil endovascular en sus procesos terapéuticos. La formación para realizar estas técnicas, ha ido evolucionado generalmente de forma irregular, dependiendo mucho del área geográfica.
Se ha pasado de un perfil pionero a otro de transición para lograr uno de asentamiento, sin embargo siempre se precisará un adecuado y progresivo desarrollo. Hay muchas áreas geográficas que todavía siguen en las primeras fases de implantación, en muchas ocasiones condicionada por la disponibilidad de recursos económicos, en otras al no disponer de infraestructura incluso porque perfiles profesionales inadecuados han asumido su ejercicio, realizándolo en bases que no estás basadas en muchos casos en dar una solución al enfermo, sino sólo en aplicar un procedimiento.
Las técnicas endovasculares se realizan a nivel mundial, en donde lo hacen especialistas de angiología y cirugía vascular, por diferentes profesionales de muy variada cualificación en especial técnica.
Nos encontramos al facultativo autocomplaciente que se siente satisfecho a veces con irrelevantes niveles de cualificación, al que se considera referencia sólo por haber alcanzado un virtuosismo en realizar la técnica, sin considerar en ningún momento que no sólo trata lesiones sino enfermos, o al que desarrolla su ejercicio profesional en base sólo a un interés crematístico sin considerar que no se trata sólo de realizar un procedimientos sino de hacerlo en base a dar una solución al problema del enfermo.
Por otro lado y con el deber de ser exigentes, hay que considerar que en el área de la angiología y cirugía vascular, que es la que nos compete, no se ha logrado la excelencia porque se sigue requiriendo las adecuadas actuaciones en muchos sitios para alcanzarla.
Hay que lograr que todo tipo de procedimiento en un servicio, pierda el perfil de excepcional y pase a habitual o rutinario, aunque no exentos de innovación y progreso; que se realice todas la técnicas que son competencia de la especialidad, por parte del angiólogo y cirujano vascular cualificado; que se disponga de un sistema de aprendizaje rutinario y no excepcional con la formación casi imperceptible de los nuevos profesionales que se van incorporando al área y si esto no es factible, de desarrollar estrategias para facilitar alcanzar el perfil de competencia necesario.
Las reuniones científicas, deben de ser encuentros de intercambio de información y no exhibiciones por parte de algunos dirigido hacia otros que no han alcanzado grados de cualificación profesional en este área endovascular y que a veces más que animar desmotivan.
La formación y adiestramiento se debe de realizar si no es posible hacerlo en el propio centro, como siempre se ha realizado, en unidades de referencia donde se practiquen estas técnicas de forma habitual y no sólo en base de aprender procedimientos, sino más bien para captar una filosofía que ha sido para mí, orientación en mi vida profesional como “que si lo hace otro, yo también puedo ser capaz de hacerlo” y que “aunque solo sea con recursos mínimos somos capaces de realizarlos” y con ella comenzamos hace ya décadas nuestra singladura en el área de la cirugía endovascular, aunque en el momento actual seamos afortunados de disponer de los recursos necesarios para alcanzar la excelencia, con la única limitación de nuestra propia capacidad técnica.
Prof. Carlos Vaquero
Director y Redactor Jefe de la Revista Iberoamericana de Cirugía Vascular.
Catedrático de Angiología y Cirugía Vascular
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