Editorial Revista Iberoamericana de la Cirugia Vascular Vol 11 Num 2
Entre las especialidades que en las ultimas décadas han sufrido un cambio muy relevante no solo en el perfil conceptual, sino en el técnico tanto a nivel diagnóstico como quirúrgico, ha sido la angiología y cirugía vascular. Hace algunas décadas se soportaba la atención del enfermo con respecto a la patología de este campo del conocimiento en la exploración física con pocas contribuciones desde el punto de vista instrumental y en lo que se refiere al terapéutico quirúrgico en una cirugía convencional o abierta.
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Poco a poco se fueron incorporando nuevos métodos diagnostico siendo pieza fundamental el ecodoppler y el Angiotac y desde el punto de vista operatorio cambio de forma radical con la incorporación de los nuevas técnicas procedimientos de la cirugía endovascular, soportados en procedimientos muy diferentes a los tradicionales en todos los aspectos pero en especial en los técnicos que han requerido nuevos y muy diversos materiales donde la bioingeniería y la industria han tenido un gran protagonismo.
Es más, podríamos admitir que esta última ha sido el gran motor de la innovación y desarrollo en el diseño y utilización de nuevos dispositivos. Con toda seguridad el continuo empuje podemos admitir que se ha producido por un legítimo espíritu comercial y en base a una competitividad entre diferentes empresas que han ofertado materiales en ocasiones con similitudes y que las ha impulsado a buscar la mejora y optimización de los dispositivos evolucionando los mismos y logrando nuevas aplicaciones, a la vez que se incorporaban otros nuevos o fabricados por estas empresas o adquiriendo otros nuevos con en fin de lograr cubrir un catálogo de instrumentos lo mas amplio y completo posible. Casi con toda seguridad, este desarrollo no hubiera tenido lugar si esta responsabilidad de desarrollo hubiera recaído en una industria gubernamental sin ningún incentivo y rentabilidad para los que forman parte de ella. Los dispositivos, son fabricados, valorados previamente antes de su comercialización aunque sea de forma limitada, manteniéndose su evaluación posteriormente con registros mucho mas generalizados y generalmente produciéndose el fenómeno que cuando hay una constatación de la eficacia y seguridad del producto y a veces para mejorar lo que se ha podio considerar pequeñas deficiencias o detectar posibilidades de implementación, es lanzado uno nuevo con objeto de su reemplazo, volviéndose a comenzar otra vez el proceso.
No obstante, esta dinámica de trabajo ha permitido un continuo avance tecnológico donde las prestaciones y aplicaciones de los dispositivos se van ampliando para su uso, cada vez en un más amplio espectro de patología. Esta dinámica por otra parte hace que el facultativo que usara los dispositivos tenga que estar en continuo proceso formativo y a la vez le obligue a mantener un sentido crítico, respetando para su uso criterios científicos frenando en parte el empuje comercial lógico, de los fabricantes y distribuidores, aunque si bien hay que reconocer el comportamiento ético que se guarda en la casi totalidad de los casos, entre otros motivos porque si un producto se utiliza de forma inadecuada o fuera de indicación, el resultado suele ser contra producente.
Prof. Carlos Vaquero
Director y Redactor Jefe de la Revista Iberoamericana de Cirugía Vascular.
Catedrático de Angiología y Cirugía Vascular
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