Ha quedado atrás, aunque no muy alejado en el tiempo y sorprendentemente todavía persiste en algunas áreas geográficas, la formación en cirugía, basada en la simple visualización de lo que hacía el maestro con poca participación activa del que teóricamente aprendía.
Se ha pasado a otro sistema mucho más planificado y evidentemente participativo, como el desarrollado en España, donde siguiendo un programa de formación hasta el momento de 5 años, se consigue el aprendizaje de conocimientos y el de destrezas, de una forma muy participativa y donde el médico en formación se integra en equipos asistenciales, donde además podía desarrollar actividades docentes e investigadoras.
El modelo aplicado a la Cirugía y por derivación en la especialidad médico-quirúrgica de la Angiología y Cirugía Vascular, se basa en la propuesta anglosajona y americana del médico residente, aunque ya con un desarrollo evolucionado, donde se va formando de una forma progresiva, pasando de lo genérico, a lo específico o más especializado y complejo.
En algunos modelos formativos de otros países en nuestra especialidad, se basa en formar previamente a los futuros especialistas, primeramente en Cirugía General para posteriormente, completar la formación en aspectos específicos de la angiología y cirugía vascular.
Sin embargo ya desde hace décadas en España se adoptó la estrategia de una formación específica en la especialidad, en que en su desarrollo permitía rotaciones concretas en unidades hospitalarias en donde el facultativo en formación adquiría los conocimientos imprescindibles de otras especialidades, necesarios en la angiología y cirugía vascular.
Este modelo ha funcionado correctamente en España, donde ha hecho que se disponga de un colectivo de especialistas con excelente formación y elevadísima capacitación profesional. De la misma forma que ha permitido, que profesionales del área iberoamericana se hayan podido formar y se sigan formando en la actualidad, para poder desarrollar la especialidad en algunos casos en nuestro país y otros en los de origen.
Este sistema ha sido valorados por administraciones de otros países y considerada su aplicación, dada sus excelentes resultados. Sorprendentemente, nuestra administración ha reconsiderado este sistema formativo y retrocediendo al de formación genérica quirúrgica para posteriormente desarrollar la más específica, posiblemente con una base conceptual economicista, y donde es una incógnita el resultado del desarrollo de esta nueva estrategia.
Tenemos que reconocer que todo sistema formativo no es perfecto, y siempre se debe de completar con otras actuaciones, además de las que es posible desarrollar en una unidad docente acreditada. Cursos y asistencia a otras reuniones científicas de todo tipo, suelen ser necesarios para completar la formación, en muchas ocasiones más que para adquirir nuevos conocimientos, para contrastar o complementar los que ya se poseen.
Mi opinión personal, es que a los programas de formación, habría que añadir otras actuaciones, como por poner un ejemplo, adiestramiento en simuladores de todo tipo, ya fácilmente disponibles, y sobre todo poder contrastar los conocimientos adquiridos utilizando un sistema de evaluación, que por una parte obligaría a tener que desarrollar adecuadamente el programa de aprendizaje y por otra, tener una clara percepción del nivel de formación de nuestros profesionales, que si es adecuado se podría acreditar con una certificación. Todo es posible si el colectivo está interesado en desarrollarlo.
Por otro lado, una pequeña consideración. El conocimiento es universal, por lo que sería deseable en aras de una optimización en la formación de los profesionales que desarrollan actividades en el campo de la Medicina y concretamente en la angiología y cirugía vascular, una real colaboración entre diferentes países en el diseño y desarrollo de los planes formativos que sin duda repercutiría favorablemente en la eficacia y eficiencia de las actuaciones de nuestros profesionales, y esta homogenización podría ser aplicada en el área iberoamericana, que además podría ser un excelente campo de colaboración y de ayuda y donde se podría, sin lugar a dudas, beneficiarse las zonas geográficas y países más necesitados.
Carlos Vaquero Puerta
Director y Redactor Jefe
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