A pesar que el inicio de la escleroterapia se remonta a la invención de la jeringa por Pravaz en 1831, en los últimos años ha cobrado importancia con el auge del desarrollo de técnicas endovasculares para el tratamiento de la enfermedad venosa. La gran variedad de soluciones utilizadas al principio ocasionó serios efectos adversos, ya sea por la técnica de inyección o por la naturaleza misma del esclerosante, y se prohibió su práctica en 1894. A principio del siglo XX, la adopción de esclerosantes más seguros, ocasionó un renacimiento de este tratamiento.
La escleroterapia consiste en la inyección de un agente químico a la vena, que ocasione lisis del endotelio y trombosis, y que con lleven a la fibrosis y obstrucción endoluminal. Se ha valorado los efectos in vivo de la administración de esclerosante en espuma, observándose una lesión endotelial que puede llegar a su destrucción total, con disrupción y pérdida de las células endoteliales. El uso de espumas prolonga el tiempo de contacto con el medicamento, ampliando el efecto del detergente cuatro veces. Cuando fluye dentro de una vena, la espuma se comporta como un sólido, entonces, y a diferencia del agente líquido, no se diluye en la sangre, la reemplaza totalmente y entra en contacto total con el endotelio 10. Por estas razones, la espuma produce efectos más controlables y homogéneos, penetra afluentes, tiene efecto en áreas más grandes, y produce un espasmo que reduce el diámetro venoso hasta un 80%. En estudios histopatológicos, se ha evidenciado que la espuma puede alcanzar un 84% de éxito en la escleroterapia de vena safena mayor, comparado al 4% de éxito de esclerosantes líquidos.
La espuma es un conjunto de burbujas gaseosas separadas por películas delgadas de líquido, resistentes a fuerzas de estiramiento; son sistemas en los que un tercer componente produce una capa superficial diferente al resto del líquido. Cuando las burbujas suben a la superficie, y se mantienen sin coalescencia ni ruptura del espacio de gas, se produce espuma. Una vez formada, ésta sufre una degradación por segregación de burbujas, drenaje gravitacional, succión capilar y difusión gaseosa interburbuja. La aparición de burbujas grandes disminuye sus efectos terapéuticos al disminuir de la mezcla la cantidad de esclerosante, por lo que se prefiere espumas con burbujas pequeñas.
La estabilidad de la espuma puede ser valorada con distintas variables, siempre considerando que ésta es directamente proporcional a la energía de fabricación e inversamente proporcional a la tensión superficial. Alguna de las definiciones que encontramos para el estudio de las espumas son:
Estabilidad macroscópica:
- Vida media: tiempo en que se revierte a su estado original la mitad del líquido inicial utilizado para la preparación de la espuma.
- Tiempo de coalescencia: Tiempo en que aparecen burbujas visibles al ojo humano en la columna de espuma (> 250 – 300um).
- Tiempo de desaparición espuma: Tiempo en que el 80% del líquido original se reconstituye en su totalidad luego de haberse formado la espuma.
Estabilidad microscópica:
- Tamaño de Burbujas: Mientras más pequeñas las burbujas, la mezcla será más estable (<200um).
- Colapso: Ruptura de las burbujas, se calcula según el número de burbujas en función del tiempo.
La estabilidad de las espumas es un equilibrio entre distintos factores de producción, que condicionan la creación de espumas más o menos estables, por lo tanto más o menos efectivas en provocar el efecto terapéutico deseado. Por la falta de protocolos específicos de escleroterapia, no existe una forma determinada de producir espuma, pero aunque pocos, existen algunos estudios que describen las variables de su formación que resultan en espumas efectivas para esclerosis venosa. Desde hace algunos años se ha empezado a realizar estudios sobre la influencia del uso de agentes que modifiquen la tensión superficial de la espuma y sean seguros para su administración endovenosa
Haciendo la estabilidad con el aire y lo mismo haciendo la dilución con agua destilada al 40% el resultado es igual ?