
Resulta muy interesante realizar una revisión de las aportaciones que ha realizado la mujer en el campo de la cirugía. Desde la más remota antigüedad podemos encontrar referencias de la presencia de mujeres que practicaron este área de conocimiento, no sin en muchos casos tener que vencer trabas y obstáculos que la sociedad imponía a los integrantes de este sexo, lo que hizo en alguna ocasión que se intentara y se lograba ejercer la profesión disfrazadas de varón.
Existen algunos casos notorios y bien conocidos de esta especial situación, recordando especialmente el de la española Elena Céspedes, correspondiendo más bien a un caso de hemafroditismo, o el de la inglesa James Barry, que llego a ser una cirujano notable en el imperio británico y en la época victoriana y el de otro personaje como fue Enriqueta Favez. A este último le vamos a dedicar nuestra atención, aunque su vida desde diferentes perspectivas ha sido ya tratada por diferentes autores, algunos del área latinoamericana con incuestionable acierto.
Enriqueta Favez cuyo nombre de origen era Henriette Faber Caven, fue una mujer que ejerció la medicina y también la cirugía disfrazada de varón, mostrándose posteriormente por las circunstancias que rodearon su vida, como un caso pintoresco en la historia de la medicina.
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