En el perfil de todo profesional de la medicina, deberían desarrollarse por lo menos tres actividades, la asistencial o clínica, la docente y la investigadora. De forma generalizada se asume la faceta asistencial.
El médico y en nuestro caso, el angiólogo y cirujano vascular, considera que su principal actividad es la clínica. También se suele asumir que es necesario y ético compartir con entorno profesional lo que uno sabe, para que haya una transmisión del conocimiento. Es más difícil que se asuma de forma generalizada, que se deben de realizar actividades para aportar el conocimiento que se va adquiriendo y que en la mayoría de los casos esta actividad se podría considerar investigación.
Todo el mundo adquiere experiencias novedosas, que en la mayoría de los casos no trasmite. Desarrollar la faceta investigadora suponer aceptar que se tiene que desarrollar y ejercitar esta función que se tiene una necesidad de hacerlo e incorporándola como una actividad normal del desarrollo profesional.
Sin embargo, es necesario aprender una base de conocimientos en metodología científica, siguiendo la secuencia lógica del método científico y posteriormente buscar un medio de difusión que pueda transmitir esta información. Para aquellos que empiezan la aportación más sencilla se nos presenta como la aportación del caso clínico.
Hay elementos sencillos y básicos que componen la estructura de todo trabajo científico, como es el título, los autores, el centro de trabajo, señas para correspondencia, resumen y palabras clave en español e inglés si la publicación es en castellano y los apartados introducción, material y métodos, resultados, discusión y bibliografía, esta última reflejada según la Normativa de Vancouver; a lo que habría que añadir figuras entendiendo como tales con esta denominación, todas las representaciones graficas incluidas fotografías, y las tablas, entendiendo la aportación de todos datos numéricos agrupados y ordenados.
Para los que empiezan, se debe de comenzar publicando en revistas no muy exigentes, que no por eso son de baja calidad científica, y no renunciar a publicar a las más relevantes con mayor difusión internacional y que se puede hacer en etapas posteriores. Considerar que hay revistas que con sus revisores, las valoraciones y críticas al trabajo, ayudan a perfeccionar el mismo. Publicar lo puede hacer todo el mundo, la totalidad de profesionales tienen información que trasmitir, es posible hacerlo, las normas para realizarlos son sencillas y universales, es cuestión de coger hábito.
La publicación científica induce a la optimización del trabajo profesional cotidiano, logra el aprecio profesional de quien lo practica e induce a desarrollar una actividad clínica de mayor calidad. A todo esto se añade que dentro de los posibles valoraciones de un profesional, la calidad y número de sus publicaciones le servirá para la progresión profesional, ser considerado para puestos de responsabilidad y gestión clínica y también docentes incluidos los universitarios, a este nivel la actividad imprescindible. Publicar es posible, es necesario, es fácil y rentable.
Prof. Carlos Vaquero
Director y Redactor Jefe de la Revista Iberoamericana de Cirugía Vascular
Catedrático de Angiología y Cirugía Vascular
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