Históricamente la atención clínica que se prestaba al anciano en el hospital ha sido fundamentalmente clínica, existiendo una cierta tendencia a sustituir el tratamiento quirúrgico por otras alternativas terapéuticas. Esta actitud conservadora estaba motivado debido a que las características del paciente geriátrico determinaban un aumento de la morbimortalidad asociada a la cirugía.
Actualmente, y desde hace ya varios años, se ha producido un cambio de actitud, tanto de los cirujanos, como de los propios pacientes y sus familias, que contemplan la cirugía como una solución terapéutica más para el paciente geriátrico.
Esta actitud ha sido también favorecida por las ventajas que han aportado a los pacientes en general, y a los ancianos en particular, el desarrollo de técnicas quirúrgicas menos invasivas y la aplicación de técnicas anestésicas locorregionales.
Lógicamente esto no quiere decir que sea la cirugía la solución de todos los problemas, pero en determinados procesos patológicos, si el tratamiento médico se considera insuficiente para resolver la problemática del paciente, debe intentarse la solución quirúrgica.
El 50% de la población que alcanza los 65 años requiere al menos una intervención quirúrgica durante el resto de su vida. Estos pacientes tienen una mayor mortalidad que los demás, si bien estamos asistiendo a una progresiva reducción de la misma debido a:
• Mejor comprensión del proceso de envejecimiento.
• Valoración y tratamiento preoperatorios más exhaustivos, que permiten al paciente llegar en las mejores condiciones posibles al acto quirúrgico.
• Avance progresivo de las técnicas quirúrgicas y anestésicas, con disminución de los tiempos quirúrgicos.
• Atención postoperatoria más cuidadosa.
Las intervenciones quirúrgicas se justifican no solamente como un intento de favorecer la evolución de la enfermedad y prolongar la vida del paciente, sino también como un medio de garantizar una mejor calidad de vida, mejorando los síntomas y suprimiendo los dolores.
En general, se puede afirmar que:
• La vejez por sí misma no contraindica la cirugía.
• Es necesario utilizar la misma calidad técnica de aplicación quirúrgica que en los pacientes de otras edades.
• Debe asegurarse un mayor control antes y después de las intervenciones, dadas las peculiaridades del paciente geriátrico: pluripatología, polifarmacia, sintomatología larvada, menor capacidad de respuesta al estrés operatorio, etc.
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